El cine: camino y destino a la vez

Hacer cine es una pasión, un sueño, un viaje. Y como en un viaje, hay caminos que seguir. Diferentes, más largos, más cortos y tan variados como personas al volante haya.

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Directores muy reconocidos han recorrido caminos diferentes y sinuosos en muchos aspectos, pero reconfortantes y personales. O cómo mejor dice Martin Scorsese(Taxi Driver, El cabo del miedo y The aviator, entre otras), CINEASTAS: “considero que hay que distinguir entre los directores, por una parte, y los cineastas, por otra. Los directores —y pueden sobresalir en su trabajo— son gente que sólo interpreta el guión, que simplemente lo convierte en imágenes a partir de las palabras. En cambio, los cineastas son capaces de adoptar el material de otra persona y conseguir que, a pesar de todo, se entrevea una visión personal.”

 

Wim Wenders, el hombre detrás de Paris, Texas  y Buena Vista Social Club , entre muchas más, cuenta como iba wimwenderspor un camino y tuvo que cambiar de rumbo: “Estoy convencido de que el director tiene, sobre todo, la obligación de tener algo que decir: necesita contar una historia. Al principio, para mí, lo único que contaba era la imagen: lo apropiada que resultaba una imagen o una situación, pero nunca la historia. Era un concepto extraño. Mientras hacía París, Texas fue cuando sentí una especie de revelación. Me di cuenta de que la historia es como un río y que si te atrevías a navegar por él y confiabas en el río, el barco sería arrastrado hacia algo mágico. Hasta entonces, siempre había luchado contra la corriente. Me di cuenta de que las historias están ahí, que existen sin nosotros. En realidad, no hay necesidad de crearlas, porque el género humano las trae a la vida. Simplemente tienes que dejar que te arrastren.”

El camino del cine tiene montañas, mares, baches, vistas preciosas, bifurcadas en donde hay que elegir, tiene gente que hace dedo. Pero sobre todo tiene muchísimo aprendizaje mientras vas rodando. Sobre ruedas y sobre fílmicos.

Pedro Almodóvar, director de genialidades como Mujeres al borde de un ataque de nervios , Todo sobre mi madre, Hable con ella y La mala educación , cuenta cómo el camino le fue enseñando: “Recuerdo que cuando rodé mi primera película, tuve problemas importantes que me obligaron a hacer varios planos de la misma escena durante todo un año. En consecuencia, al principio de la escena, la actriz lleva el pelo corto; en la siguiente toma, media melena; y, en la tercera, una melena larga. Al percatarme durante el montaje de la película, pensé que el público rugiría, porque contradecía la regla más básica de todas: la del raccord. Pero nadie se dio cuenta. Nunca. Y eso supuso una gran lección para mí. Demostraba que, al fin y al cabo, a todo el mundo le trae sin cuidado los errores técnicos siempre y cuando la película cuente una historia interesante, con un punto de vista sincero. Aprenderán al hacerla, de la manera más natural y vibrante posible. Lo fundamental, por supuesto, es tener algo que decir.”

Tener algo para decir, conocer una historia, mostrarla, darle personalidad, fuerza.
Los pilares recomendados por grandes cineastas, que como dicen ellos, no se levantaron un día sabiendo todo. Pusieron primera y arrancaron el camino.
¿Y vos qué esperás? Cargá nafta, que salimos en un rato.

 

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