Narrativa visual

Ana sostiene que somos afortunados por tener el acceso a una educación pública y gratuita, y eso nos “posiciona en un lugar privilegiado. Cuando uno está eligiendo su profesión está bueno que sea en el espacio público, porque en el espacio público es en donde uno puede entrar en contacto con un contexto propio, eso tiene la educación pública.”, continúa diciendo.

Aclara que tiene sus ventajas y sus desventajas, como todo. En el caso de las escuelas públicas, la deserción es una gran desventaja, pero, como ella misma dice, “(…) es un problema que excede a los estudiantes: siempre está la cuestión burocrática que funciona a medias y eso hace que los estudiantes se cansen y abandonen. Uno comienza con expectativas pero no debe dejar que el contexto, que es sumamente importante, baje las expectativas al punto de abandonar.” Cuando uno toma una decisión tiene que sostenerla si es algo que realmente le interesa, añade. Tomar la decisión es atravesar todas las instancias, que no siempre son como uno las espera.

Si tenés dudas entre una carrera y otra, Ana te recomienda que te anotes en varias carreras, porque “eso también ayuda a tomar una decisión, a tener interacción con otros contextos. Elegir Fotografía no es solamente elegir aprender una técnica, es elegir aprender un montón de otras cuestiones que tienen que ver con cuestiones artísticas, y eso es lo que tiene la Fotografía, la herramienta fotográfica tiene esa versatilidad que uno después la puede aplicar a un montón de trabajos.”

Y respecto a la salida laboral, piensa que ya no debe ser un motivo de preocupación: “(…) ese miedo queda obsoleto ya hoy en día con la tecnología. Toda herramienta tecnológica puede ser utilizada para el arte. Es una herramienta técnica y a la vez artística, y esa unión abre un abanico de posibilidades que está bueno explorar”. Ella considera a la fotografía “como herramienta técnica y como herramienta poética”.

Ana proviene de una familia de artistas: su abuelo era fotógrafo, su hermana estudió Cine, y ella desde muy chiquita, a los 8 años, andaba sacando fotos por todos lados con una cámara china de rollos 35 mm. En ese momento surgió su pasión por lo cotidiano, que siente hasta el día de hoy. Además, en su casa había un laboratorio, y su abuelo la inició al mágico mundo del revelado.

Comenzó con cine y se dio cuenta de que el lenguaje que más le gustó siempre fue el de la fotografía, y ahí comenzó en la Spili, donde se recibió. La fotografía es una herramienta versátil que te permite ingresar a muchos espacios muy distintos, es una herramienta que se acomoda fácilmente a las ideas, permite acceder a otros mundos, a otras narrativas, explica Ana.

Diane Arbus es una de las artistas preferidas de Ana, por eso no dudó cuando le preguntamos con quién le gustaría o le hubiese gustado trabajar. Respondió que le hubiese gustado que Arbus la invite “a una de las salidas nocturnas que hacía a fotografiar a personas de diferentes lugares. Se metía en un circo, se metía en bares, en lugares que no eran muy visibles en esa época, con personas “especiales”. Me gustaría ser su asistente de cámara”, dijo sonriente.

Por otro lado, Alec Soth es un fotógrafo contemporáneo que descubrió hace varios años. “Tiene ese interés por la narrativa de fotografía en serie y con esa serie contar una historia. Es algo a lo que aspiro siempre. Trabajar con el o ver su trabajo de cerca sería muy interesante.” Ya que estábamos, quisimos saber a quién le gustaría o le hubiese gustado fotografiar, y, con un poco de nostalgia, nombró a Pina Bausch. “Fotografíarla a ella bailando. Me gusta mucho el retrato, y fotografiar a gente que admiro sería algo muy lindo de hacer.”

Por último, hablamos un poco sobre su Proyecto personal. Tímida y de bajo perfil, pero llena de pasión cuando habla sobre Fotografía, dijo que siempre le interesó contar una historia con imágenes. A ese interés se le suma otro, que es coleccionar fotografías antiguas de familiares, de diferentes personas, diferentes familias. El libro en particular tiene una narrativa más íntima. Es su propio álbum familiar, es un recorte de ese álbum. Va agregando fotos a medida que pasan los años, sin una periodicidad establecida: por momentos lo deja y por momentos lo retoma, pero nunca se detiene. Algunas páginas se completan con palabras, que unen la imagen con una historia o anécdotas. Este modo de mostrar le parece sumamente interesante; el fotolibro o el fotoálbum es una búsqueda que la motiva mucho. “Es un lugar en donde poner imágenes y contar historias”, afirma.

Ana enseña el módulo de Introducción a la Cultura, el Arte y el Diseño en nuestro Curso de Apoyo a la Spilimbergo. Si querés más info, hacé click acá

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